Supongamos lo peor
Supongamos que Zapatero y su cuadrilla a la vista de los resultados de las municipales sienten cierta preocupación por lo que pudiera pasar en las próximas generales.
Supongamos que deciden dar un golpe de efecto que cambie la tendencia a la baja y corte las alitas que le estaban saliendo al PP.
Supongamos que ETA, rearmada y reorganizada, necesita dejar claro a sus bases quien manda y que no se dejará comprar con míseras menudencias.
Supongamos que una vez conseguido su primer objetivo (colocar a ANV y tener acceso a presupuestos y datos) no tiene prisa inminente.
Supongamos que De Juana es prescindible para ETA. Es más, la huelga de hambre la empezó contra la voluntad de la banda y sus relaciones con los otros etarras presos en la prisión de Botafuegos era bastante mala, sobre todo con Kubati y algún otro.
Supongamos que a Otegui (un segundón en cualquier caso) no le viene mal una pasadita por las "mazmorras del fascismo españolista". Le da caché ante sus seguidores a la vez que le recorta un poquito las alas.
Supongamos que Zapatero pareciendo que dice pero sin decir nada, como siempre, se pone la careta de hombre de estado, serio y compungido, equidistante entre la malevolencia del PP y las molestias de ETA.
Supongamos que los titiriteros, la prensa del movimiento y el resto de compañeros habituales del iluminado de la Moncloa se lanzan día sí y día también al pescuezo de "esa derechona que quiere que maten a gente para ellos llegar al poder".
Supongamos que mientras se asegura que las elecciones serán en primavera se hacen todos los preparativos (comprando espacios publicitarios, por ejemplo) para el 28 de octubre, haciendolas coincidir con el 25 aniversario de la histórica victoria del PSOE de Felipe González (¿recordamos aquel "por el cambio" y la ilusión que despertó? ¿cuántos querrán recordar lo traicionados que nos sentimos después?).
Supongamos que, mientras tanto, se lavan las manos en el tema de Navarra dejando hacer, es un decir, a UPN.
Supongamos que ETA emprende una campaña de verano un tanto ligth que ocupe pero no preocupe demasiado. Que asuste a la gente pero que no cause daños irreparables. Nada que no se pueda solucionar después con aquello de "hablando se entiende la gente" (muertes al estilo de las de Barajas son perfectamente asumibles por todos. Ya lo fueron una vez ¿no?).
Supongamos que el "principe de la paz" gana las elecciones por mayoría más o menos absoluta (solo o en compañia de otros, el resultado es el mismo). Desde luego no le faltará el apoyo de la progresía y sus jefes de PRISA. Y seguro que aparecerá nuevamente el efecto de "El Niño" (o el niñato) como un tsunami tecnológico (sms, emails), lúdico (botellones, macrofiestas) y violento (asalto a sedes y ataques a candidatos) que lo arrase todo.
Supongamos que después de la victoria del "único que podría conseguir la paz" se retoma el "proceso"(ahora sin trabas puestas por las víctimas o el PP que habrán quedado deslegitimados por las urnas), ETA vuelve a sus treguas, se le da la patada a UPN en Navarra y se consigue la tan ansiada foto del abrazo de Zapatero con "quien corresponda" (en ETA son menos personalistas, y por lo tanto más listos), se pasa por encima de PNV y otros nacionalistas prescindibles, se hace entraga de Navarra y del poder en el País Vasco a sus "legitimos dueños" y aquí paz y después gloria.
¿Mucho suponer? supongo, je je je. También sería mucho suponer que ante unas elecciones con un partido que las tiene prácticamente ganadas por mayoría absoluta se produzca una matanza y se de un vuelco en el resultado ganando aquel que propugna rendirse a los terroristas mientras tacha de asesinos al gobierno que ha sufrido el atentado.
Estamos en España, así que nada es "mucho suponer".
Etiquetas: La España de Torrente
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