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miércoles, marzo 28, 2007

Violencia escolar



Tres meses para sancionar a un alumno

Los profesores se quejan de los lentos y complicados procesos para expedientar a los estudiantes más conflictivos

Algunas autonomías apuestan por reforzar la autoridad y capacidad de los docentes para castigar a los «revoltosos»

Sancionar a un alumno por mal comportamiento conlleva un proceso muy frustrante para el profesor y nada disuasorio para los jóvenes, que pueden llegar a ver cómo acaba el curso sin que el colegio haya podido hacer nada para castigarlos. De hecho, esta situación será más que probable si un estudiante comete una falta grave entrado el mes de abril, ya que el trámite para mandarle a casa unos días puede alargarse nada menos que hasta tres meses.
Y es que, en la actualidad, cuando un docente tiene un problema con un alumno, debe notificar al director lo que ha sucedido, para lo que ha de abandonar el aula con el «infractor», y eso si el estudiante no intenta resistirse. Después, se abre el expediente disciplinario, para lo que el equipo directivo nombra a otro profesor como instructor, que tomará declaración a su compañero, por un lado, y al alumno, por otro, acompañado de sus padres. Problema añadido éste cuando se trata de encontrar la fecha idónea para que los progenitores puedan acercarse al colegio, lo que con demasiada frecuencia supone un inconveniente para ellos.
Con ambos testimonios, el instructor tiene que entregar un informe al equipo directivo, que a su vez lo entrega al consejo escolar, integrado por representantes de toda la comunidad educativa y encargado de decidir si toma algún tipo de medida disciplinaria, que puede pasar por la expulsión (máximo de tres días), la asistencia a un aula de convivencia o la reposición de todo lo que haya «roto» en clase.
Así las cosas, la Ley Orgánica de Educación dedica un apartado a la convivencia con medidas abiertas a la posterior regulación autonómica, que es precisamente el momento en el que ahora se encuentran inmersas la mayoría de las comunidades.
Lo importante, según destaca el sindicato de profesores Anpe, es «que se conceda al profesor la potestad de imponer sanciones directas, aunque en una medida de máxima gravedad tenga también que dar su visto bueno el consejo escolar», indica Carmen Guaita, secretaria de Comunicación de este sindicato, quien lamenta situaciones recientes como ésta: «Una alumna va a clase vestida con una minifalda y un top cortísimos. Cada vez que se levanta a la pizarra los chicos la jalean y silban. El profesor habla con ella y le dice que eso no le ocurriría si fuera vestida de otra manera. Resultado: los padres le denuncian por coacción a la personalidad propia». Con estos episodios, la pregunta sería si se deben regular aspectos como unas normas mínimas de vestimenta y si hay colaboración de los padres para evitar situaciones en ocasiones «surrealistas».
Entre los borradores de convivencia que hasta ahora se han hecho públicos destaca el de Madrid, que faculta al profesor para imponer sanciones y atribuye a los alumnos el deber de respetar unas normas de conducta, entre las que se incluye la prohibición de llevar móviles y mp3 a clase. Asturias avanza también en el reconocimiento de la autoridad del profesor, con decisiones más «colegiadas» que en Madrid, y el establecimiento de un catálogo de conductas contra la convivencia.
El decreto de Andalucía destaca por la regulación de la posibilidad de que los alumnos de 3º de ESO (16 años) decidan no ir a clase como una medida de discrepancia con las decisiones educativas del centro, un «derecho de huelga» reconocido en la LOE que queda perfectamente normalizado en esta comunidad. Mientras, en Cataluña llama la atención el alejamiento del centro para las víctimas de acoso escolar, no así para sus agresores.
Decretos aprobados
Canarias fue una de las primeras en implantar las nuevas normas y ya tiene protocolos de actuación para los centros escolares. El Plan de Convivencia de la Comunidad Valenciana fue uno de los pioneros en su establecimiento teórico, pero Anpe denuncia que aún no es operativo. Sí lo es el de Murcia, que introduce la posibilidad de que el centro llame a las Fuerzas de Seguridad si el caso lo requiere.
Galicia ha creado un observatorio para la convivencia, pero no se han concretado medidas efectivas. Aragón sigue sin legislar nada en este problema, mientras que Navarra y País Vasco dan sus primeros pasos en cuanto a estudios y creación de observatorios y Castilla-La Mancha ha firmado un pacto social.


En la escuela, como en cualquier lugar, hay gente buena y gente mala. Y eso no depende de la edad, género, clase social, nivel cultural,... "marrajos" los encontramos en cualquier lugar. Afortunadamente son siempre una minoría. Pero cuando no se les para los pies, cuando se les permite llevar a cabo sus fechorías, cuando se les intenta convencer con "palabritas" y talante se convierten en los dueños de la situación. Dominan el "cotarro" y sirven de ejemplo a seguir por la mayoría del grupo que suele ser poco madura y fácilmente impresionable por una chulería no contestada o una "gracia" poco graciosa.

El maestro que permite que un alumno problemático se haga dueño de la situación convirtiéndose en protagonista de la vida del colegio tiene la batalla perdida. Por tanto los expedientes, trámites, consultas al director, padres, consejo escolar, .... juegan a favor del culpable. Solo sirven para que pueda presumir ante los demás de lo importante que es y como NADIE es capaz de "meterle mano". Los conflictos hay que solucionarlos en el lugar y momento en que se producen, con toda la mano dura y la mano izquierda que sean necesarias (como dicen los fútbolistas: lavar los trapos sucios en el vestuario). El resto son pamplinas, perder la guerra de antemano.

Llevo veintitantos años en la educación y siempre me ha dado resultado. No me ha hecho falta que los alumnos me hablen de usted ni de "don" para que sepan que es impensable desobedecerme. Nunca le he puesto la mano encima a ninguno pero todos tienen claro que si es necesario soy capaz de comérmelos. También soy capaz de estar de cachondeo con ellos cuando hace falta. Ahí está la clave. Lo demás son idioteces.

¿Y sabeis lo más importante? ellos lo agradecen y se sienten cómodos y a gusto. Son los primeros beneficiados

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1 comentarios:

  • Me imagino Paco. A ti nadie te debe joder... jeje
    En mi escuela lo más atrevido que se puede hacer es decir "no quiero..." (y enseguida recibes tu merecido). Lo que esos chicos necesitan es disciplina firme. Deben aprender por las buenas o por las malas a ser respetuosos con la gente que les rodea.

    De Anonymous Anónimo, A las 3/28/2007 10:19 p. m.  

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