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domingo, diciembre 23, 2007

Dejandose engañar

Una Estimación Desafortunada
Por Julián Schvindlerman

A principios del corriente mes de diciembre fue publicado el “Estimado de Inteligencia Nacional” (NIE, según sus siglas en inglés) sobre Irán que ha causado una fuerte conmoción diplomática. Las afirmaciones vertidas en ese documento han efectivamente significado una reversión de 180 grados en la política iraní de la actual Casa Blanca, han dañado apreciablemente los esfuerzos de aliados clave de Estados Unidos -tales como Israel, Francia y Gran Bretaña- de evitar la procuración nuclear iraní, han seriamente debilitado el prospecto de mayores sanciones internacionales contra la república islámica, han removido (por el momento) de la mesa la opción militar de Washington, y han puesto en tela de juicio la credibilidad de aquellos líderes -dentro y fuera de Estados Unidos- que durante los últimos cuatro años han estado alertando acerca de los peligros de un Irán nuclear. ¿Cómo no habría el régimen en Irán de definirlo como una “gran victoria”? Tristemente, todo esto fue provocado por un informe de inteligencia altamente defectuoso.
¿Qué dice este NIE? Titulado “Irán: Capacidades e Intenciones Nucleares”, afirma -en su primer párrafo y con un grado de “alta confianza”- que Teherán ha “detenido su programa de armas nucleares” en el año 2003 “primariamente en respuesta al creciente escrutinio internacional”. Sin embargo, el mismo informe sostiene, también con un grado de “alta confianza”, que “entidades militares iraníes estaban trabajando bajo dirección gubernamental para desarrollar armas nucleares”. En una nota al pie, el reporte indica que “por ´programa de armas nucleares´ queremos decir el trabajo armamentístico y de desarrollo de armas nucleares de Irán…no nos referimos al trabajo civil declarado relacionado a la conversión y enriquecimiento de uranio”. Ahora bien, el enriquecimiento de uranio a escala industrial (con 3000 centrifugadoras, como hace Irán) trasciende el uso civil de la energía atómica, y la superación de ese obstáculo técnico es el paso crítico de todo el proceso de manufactura nuclear para la obtención de la bomba atómica. Es por ello que el enriquecimiento de uranio ha sido el foco de la atención mundial y el motivo por el que resoluciones reprobatorias de Irán han sido adoptadas por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Llamativamente, la segunda oración del NIE sostiene que “Nosotros también evaluamos con confianza moderada a alta que Teherán como mínimo mantiene abierta la opción de desarrollar armas nucleares”. Y la frase final del reporte asevera: “Nosotros evaluamos con alta confianza que Irán posee la capacidad científica, técnica e industrial para eventualmente producir armas nucleares si decide hacerlo”. En otras palabras, la información que el NIE brinda sobre el programa de enriquecimiento de uranio iraní es inconsistente con la aseveración de que Teherán ha abandonado su interés en la producción de armas nucleares, la que, en todo caso, el informe reconoce que Teherán podrá “eventualmente” hacer.
No solo ello, el actual informe de inteligencia contradice a un previo NIE del 2005 que sostuvo -también con un grado de “alta confianza”- que “Irán actualmente está decidida a desarrollar armas nucleares” y que éste era el caso “a pesar de sus obligaciones internacionales y la presión internacional”. Esta evaluación corresponde al año 2005. Pero el actual NIE sostiene que Irán detuvo su programa nuclear en el 2003 -dos años antes de este informe- y que lo hizo debido a la presión internacional, cosa que el NIE del 2005 enfáticamente negó fuera el caso. Evidentemente, uno de los dos estimados de inteligencia nacional está equivocado. Como si fuera poca la confusión reinante, en una fecha tan reciente como el 11 de enero de 2007, el reporte “Evaluación Anual de Amenaza” del Director de Inteligencia Nacional sostuvo que el régimen iraní “está decidido a desarrollar armas nucleares” en desprecio de sus obligaciones internacionales, y agregaba que Teherán “continúa la búsqueda de uranio enriquecido y ha mostrado más interés en trabar las negociaciones que en alcanzar un solución diplomática aceptable”. El actual NIE afirma evaluar “con moderada confianza” que “Teherán no ha relanzado su programa de armas nucleares para mediados del 2007, pero no sabemos si actualmente intenta desarrollar armas nucleares” (mi énfasis). Vale decir, la opinión de la comunidad de inteligencia norteamericana hoy es que Irán no relanzó su programa nuclear, lo que está en abierta contradicción con una evaluación de apenas diez meses atrás. La síntesis de todo este meollo la podemos hallar en una oración del último Estimado de Inteligencia Nacional, resaltada por mi en itálicas más arriba y que amerita repetición: “no sabemos si [Irán] actualmente intenta desarrollar armas nucleares”. Fin del debate.
Las estimaciones de las agencias de inteligencia no son infalibles. Tal como varios historiadores han señalado últimamente, la propia CIA desestimó las intenciones soviéticas de ubicar misiles balísticos en Cuba, evaluó incorrectamente el programa de armas de destrucción masivas de Irak, subestimó los avances atómicos de Libia y Corea del Norte, fracasó en detectar los preparativos de un test nuclear de la India, no advirtió el progreso nuclear iraní hasta que éste fuera denunciado por opositores al régimen en agosto del 2002, y respecto de las actuales intenciones o avances de este régimen teocrático se contradice de una manera tan escandalosa que pone en serias dudas a todo el proceso de evaluación de estas agencias. Pero el daño ya está hecho. Más allá de la esperanza de los editores del New York Times (“El nuevo reporte no es un argumento para que nadie baje la guardia respecto de las ambiciones nucleares de Irán”), lo cierto es que ello es probablemente lo que sucederá. Ahora más que nunca será difícil persuadir a Moscú y a Pekín de la necesidad de nuevas sanciones, o requerir a la Unión Europea la imposición de trabas financieras a las operaciones de los ayatollahs, o convencer a la opinión pública del posible escenario de una ataque militar. Israel, por su parte, ha quedado considerablemente aislada para enfrentar la muy real amenaza nuclear iraní.
El trasfondo político de este affair es la influencia de ex oficiales del Departamento de Estado críticos de la política exterior de la Administración Bush en la redacción del presente NIE. Aparentemente, sectores de la comunidad de inteligencia y diplomática han guiado las conclusiones y fomentado la publicación de este NIE con el propósito de anular la opción militar. Si éste ha sido el caso, entonces el presidente Bush deberá poner su casa en orden. Lo contrario sería permitir a oficiales renegados conducir la política exterior norteamericana. En cualquier período de la historia de una nación, ello sería inadmisible. En las urgentes circunstancias actuales, ello resulta decididamente inconcebible.

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1 comentarios:

  • De que traman algo los iraníes eso lo sabemos todos, que se lo estamos permitiendo, también,pero la idea es seguir publicandolo y alertando a todos el peligro en que estamos, espero que estes pronto de vuelta, hay muchas noticias que comentar, ya Bush esta por llegar a Israel, y creo que debemos estar pendientes de eso, muy bueno tu blog.

    De Anonymous Anónimo, A las 1/09/2008 5:23 a. m.  

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