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lunes, diciembre 11, 2006

La minoría árabe israelí declara la guerra al Estado judío

Esto significa la guerra

Una tras otra, últimamente, varias organizaciones árabes israelíes han estado publicando informes que tratan sobre el futuro de la población árabe en Israel y sus relaciones con las autoridades estatales. Los informes presentan los problemas encontrados por los árabes israelíes en su contacto con la ley israelí, con las autoridades estatales e instituciones, y piden un cambio fundamental en la relación entre la mayoría judía y la minoría árabe.
¿Qué condujo a esta reciente ráfaga de esfuerzos en explicar detalladamente esas “visiones” de los problemas y las soluciones de la población árabe? La explicación estándar: el empeoramiento y deterioro de la confianza entre esta población y las instituciones estatales como consecuencia de los acontecimientos de octubre de 2000. Sin embargo, no es posible ignorar que estas “visiones” florecen sólo cuando Israel ha salido de una difícil guerra en el Líbano, todavía afronta una posible guerra en el Norte, está inmerso en un frágil alto el fuego en la Franja de Gaza, trata diariamente con células terroristas en la Cisjordania, y tiene la amenaza existencial de Irán cerniéndose sobre él.

Esta semana, los líderes de la minoría árabe en Israel declararon la guerra, a su manera, al estado nacional judío en la Tierra de Israel.

Algunas demandas presentadas en esas “visiones” son nuevas, como la escandalosa petición de la concesión de un poder de veto a la minoría árabe en decisiones de importancia nacional, y a una representación diferenciada y separada en instituciones internacionales, y más de ese estilo. Hay también peticiones de cambio de bandera y de himno nacional, a una vuelta a los pueblos abandonados y a una igualdad en derechos de inmigración a Israel.

La igualdad en derechos de inmigración significa la anulación de la Ley de Retorno, o la legislación de una Ley de Retorno para los árabes; en otras palabras, abrir las puertas del país a cientos de miles de descendientes palestinos de los residentes de 1948, de modo que el país tenga una mayoría palestina. Un regreso a los pueblos abandonados, que según su “visión” y estimación afectaría a un cuarto de un millón de árabes israelíes, supondría realojarlos en cientos de pueblos reconstruidos, algo que cambiaría la demografía de Israel, creando cientos de nuevos puntos de fricción y animando el conflicto intraétnico interno en curso, incluso después de que el conflicto externo sea resuelto.

El cambio de la bandera y el himno nacional, para hacerlos expresar la unicidad nacional de la minoría árabe, aboliría - en el nivel simbólico – a Israel como un estado nacional judío; la siguiente etapa tendría que ser cambiar el nombre del estado.

Cada árabe sabe que la mayoría judía en Israel nunca podrá consentir ninguna de estas demandas (o varias otras no citados aquí). Sin embargo, si ellos continúan exigiéndolas con vehemencia creciente, es porque su intención está clara: sostener la narrativa palestina cuyos orígenes están en la Nakba (la catástrofe) de 1948 y asegurar que el conflicto entre Israel y los palestinos no disminuya, incluso después de que unos acuerdos de paz sean firmados y un estado palestino independiente se levante junto al estado de Israel.

Incluso, si Israel un día llega a un entendimiento con los líderes de la Autoridad Palestina y todos los estados árabes sobre la petición del derecho de retorno, las demandas de los ciudadanos árabes israelíes a un derecho de retorno para los descendientes de los desarraigados de los pueblos de sus antepasados y sus otras demandas nacionalistas asegurarán que las llamas del conflicto no sean extinguidas.

La tensión entre la población judía y la población árabe dentro de Israel seguiría y hasta empeoraría con los años como consecuencia del desarrollo demográfico, hasta que el objetivo de la eliminación del estado judío sea finalmente conseguido.

No puede dejar de ser repetido bastante a menudo: En 1947-48, se dio a los árabes una oportunidad de establecer un estado independiente en una parte del territorio de Palestina. Sus líderes renunciaron a esta oportunidad y en cambio trataron de ahogar el estado judío en sangre y fuego. Los líderes de los descendientes de los refugiados de 1948 que están dispersos en los Estados Unidos y en otras partes, y de los árabes que permanecieron y se hicieron ciudadanos israelíes, tratan de repetir, de un modo diferente, la tentativa fracasada de la generación 1948, con el terror desde el exterior y alimentando una narrativa separatista palestina desde dentro.

El resultado será profundizar la grieta y un aumento de la hostilidad entre judíos y árabes en Israel. El gobierno y la población judía liberal aceptan a los árabes israelíes como ciudadanos con igualdad de derechos, a excepción de ciertas áreas que tratan sobre la esencia de Israel como un estado judío (como la Ley de Retorno y la Ley de Ciudadanía). Todos convendrían que, durante años, la minoría árabe ha sufrido la discriminación en ciertas áreas y que esta debe ser remediada. Pero los líderes de los árabes en Israel tratan de mostrar que su lealtad no es al estado de Israel en su encarnación presente, sino sólo a un estado judío árabe binacional en el territorio de Israel, o a un estado palestino en todo el territorio de la Tierra de Israel.

No es sorprendente, entonces, que el nivel de preparación y disposición israelí en deshacer las discriminaciones del pasado no sea muy fuerte. Todas estas “visiones” anuncian mucha desgracia futura para las relaciones entre judíos y árabes en Israel.

Autor: Abraham Tal - Haaretz.

http://noti.hebreos.net/


Las hienas están al acecho, los buítres huelen la debilidad, las ratas buscan su oportunidad, ...
No nos engañemos, estos ciudadanos árabe-israelíes estarían calladitos si hubiera un gobierno fuerte en Israel. ¿se les ocurriría levantarle la voz a Sharón? ¿le calentarían la cabeza a Netanyahu? ¿provocarían a Lieberman?
La respuesta de Israel debe ser contundente en el sentido de dejar claro, sin ningún resquicio de dudas, que no conseguirán ninguna de sus propuestas. También sería conveniente que se le mostrara el camino de salida a todos aquellos que no se identifican con la Idea de Israel y dan claras muestras de deslealtad y traición. SOBRAN

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1 comentarios:

  • Esta es una prueba más que respalda la teoría de la transferencia de población (transfer). Los árabes de Israel deben ser trasladados mediante el consenso o la coherción hacia otros países árabes o territorios palestinos. NO PUEDEN VIVIR EN ISRAEL. Israel es un Estado judío y punto, si a los árabes israelíes no les gusta eso pueden irse a Siria o a Cisjordania con sus compatriotas. QUE SE VAYAN LOS ÁRABES DE ISRAEL!! REPRESENTAN UN PELIGRO DEMOGRÁFICO, CULTURAL Y DE SEGURIDAD PARA LA MAYORÍA JUDÍA!!

    Ellos no quieren ser israelies. No lo deberían ser.

    Olmert: HACÉ ALGO!

    De Anonymous Anónimo, A las 12/12/2006 4:12 a. m.  

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