Lo tienen que pagar muy caro
Dori Lustron publica en su web http://porisrael.org/ el siguiente artículo:
Un pequeño detalle
Por Miguel Martin
Señala Enrique Cymerman en su crónica desde Jerusalén que el terrorista asesino de ocho jóvenes israelíes mientras estaban en clase, había sido hasta hace poco conductor de uno de los autobuses que a diario desplazan a los alumnos hasta el centro de enseñanza. Es decir, el citado terrorista se aprovechó de su condición de persona de "confianza" para acceder al centro y ocultando a hurtadillas armas, disparar sin límite ni decencia contra ellos, contando con la confiada actitud de los alumnos que nunca habrían podido sospechar de él, precisamente él, su conductor, el que a diario les llevaba y regresaba desde su casa al centro, con el que pasaban tiempo juntos en los trayectos, que contó con la confianza del centro y sus directores y administradores, esa misma persona, iba a traicionarles y asesinarles de forma tan indigna y miserable.
¿Es o no una metáfora de cómo están las cosas allá? La gran mentira de la paz no tiene en cuenta que para ser cierta y creíble, necesita de la mutua confianza entra las partes y esa confianza nunca se dará porque los palestinos odian a los israelíes de tal manera que están invadidos por un virus de odio y fanatismo que lo incrementa hasta límites nunca vistos, es como una enfermedad incurable e insaciable que les corroe el alma y la salud, es la cosecha tras largos años sembrando la muerte en su propia casa porque la cultura del odio y la muerte empieza por la propia casa de uno, por su propia salud, que es la primera víctima antes de invadir las ajenas y apropiárselas como si fueran suyas. La confianza no correspondida es la peor de las condiciones para la paz porque no sella ni acota los espacios para su consecución.
Atentar hoy en Israel es casi imposible, la valla levantada a lo largo de los territorios en manos de la administración palestina ha logrado lo que a muchos les resulta imposible de admitir: Que los atentados criminales palestinos hayan descendido hasta casi su desaparición. El atentado de Jerusalén ha sido cometido a manos de quienes disfrutando de amplias y generosas dosis de confianza se aprovechan de la misma para traicionar de forma sucia y asquerosa todo el capital de favor concedido para su beneficio. Han logrado abrir una fisura en la mutua necesidad de afirmar los escasos vínculos que todavía resisten a favor de la paz. Los palestinos celebran por todo lo alto semejante "hazaña", ¡Craso y estúpido festejo! Sólo la nula lucidez y la inexplicable herida de odio por la que supuran desde hace décadas, permite explicar, si es que es posible hacerlo, su actitud suicida ante una situación que de empeorar serán los más desfavorecidos, porque ningún "hermano" árabe acudirá en su ayuda si todos los demonios de la violencia se desatan en Oriente Próximo. Estarán solos como siempre lo han estado y pagarán en sí mismos todos los errores y fracasos cometidos por sus hermanos árabes vecinos. Y por los propios que no es poco.
Este nuevo crimen mucho más que una respuesta a las acciones del Tzahal, es la manera que tienen los islamistas palestinos de tomarse la venganza por su mano. Aquí se mezclan y entrelazan todo tipo de criterios, pensamientos y entendimientos. Así se explica cómo entienden deben ser las relaciones con sus rivales, mediante la traición, la cobardía, el asesinato más rastrero y ruin, la vileza cometida en el nombre de Alá, la bajeza de sus actos, la villanía de sus líderes siempre ocultos o protegidos por sus hijos, los de los vecinos, sus mujeres, se explica la infamia y la canallada de todos sus actos y las consecuencias que de ellos se derivan y que nunca asumen porque en Occidente no se les ríen sus gracias pero se las disculpan y hasta justifican como parte de su lucha de liberación. Se explican todas las bellaquerías que cometen contra sus mujeres, amigos y aliados a los que no les importa mentir y ocultar su pensamiento porque tras toda su fachada hipócrita de victimismo se esconden su más bajas pasiones. Las mismas que llevó a un cafre conductor de bus a traicionar a sus confiados y alegres alumnos. La daga por la espalda, esa es la filosofía islamista, no hay otra y quien conozca otra mejor y diferente que me lo diga. ¿Quieren decir los palestinos que han traicionado su legítimo derecho a ser propietarios de su destino para sucumbir a la traición, cobardía y villanía? Lo pagarán muy caro y solo es el principio.
Por Miguel Martin
Señala Enrique Cymerman en su crónica desde Jerusalén que el terrorista asesino de ocho jóvenes israelíes mientras estaban en clase, había sido hasta hace poco conductor de uno de los autobuses que a diario desplazan a los alumnos hasta el centro de enseñanza. Es decir, el citado terrorista se aprovechó de su condición de persona de "confianza" para acceder al centro y ocultando a hurtadillas armas, disparar sin límite ni decencia contra ellos, contando con la confiada actitud de los alumnos que nunca habrían podido sospechar de él, precisamente él, su conductor, el que a diario les llevaba y regresaba desde su casa al centro, con el que pasaban tiempo juntos en los trayectos, que contó con la confianza del centro y sus directores y administradores, esa misma persona, iba a traicionarles y asesinarles de forma tan indigna y miserable.
¿Es o no una metáfora de cómo están las cosas allá? La gran mentira de la paz no tiene en cuenta que para ser cierta y creíble, necesita de la mutua confianza entra las partes y esa confianza nunca se dará porque los palestinos odian a los israelíes de tal manera que están invadidos por un virus de odio y fanatismo que lo incrementa hasta límites nunca vistos, es como una enfermedad incurable e insaciable que les corroe el alma y la salud, es la cosecha tras largos años sembrando la muerte en su propia casa porque la cultura del odio y la muerte empieza por la propia casa de uno, por su propia salud, que es la primera víctima antes de invadir las ajenas y apropiárselas como si fueran suyas. La confianza no correspondida es la peor de las condiciones para la paz porque no sella ni acota los espacios para su consecución.
Atentar hoy en Israel es casi imposible, la valla levantada a lo largo de los territorios en manos de la administración palestina ha logrado lo que a muchos les resulta imposible de admitir: Que los atentados criminales palestinos hayan descendido hasta casi su desaparición. El atentado de Jerusalén ha sido cometido a manos de quienes disfrutando de amplias y generosas dosis de confianza se aprovechan de la misma para traicionar de forma sucia y asquerosa todo el capital de favor concedido para su beneficio. Han logrado abrir una fisura en la mutua necesidad de afirmar los escasos vínculos que todavía resisten a favor de la paz. Los palestinos celebran por todo lo alto semejante "hazaña", ¡Craso y estúpido festejo! Sólo la nula lucidez y la inexplicable herida de odio por la que supuran desde hace décadas, permite explicar, si es que es posible hacerlo, su actitud suicida ante una situación que de empeorar serán los más desfavorecidos, porque ningún "hermano" árabe acudirá en su ayuda si todos los demonios de la violencia se desatan en Oriente Próximo. Estarán solos como siempre lo han estado y pagarán en sí mismos todos los errores y fracasos cometidos por sus hermanos árabes vecinos. Y por los propios que no es poco.
Este nuevo crimen mucho más que una respuesta a las acciones del Tzahal, es la manera que tienen los islamistas palestinos de tomarse la venganza por su mano. Aquí se mezclan y entrelazan todo tipo de criterios, pensamientos y entendimientos. Así se explica cómo entienden deben ser las relaciones con sus rivales, mediante la traición, la cobardía, el asesinato más rastrero y ruin, la vileza cometida en el nombre de Alá, la bajeza de sus actos, la villanía de sus líderes siempre ocultos o protegidos por sus hijos, los de los vecinos, sus mujeres, se explica la infamia y la canallada de todos sus actos y las consecuencias que de ellos se derivan y que nunca asumen porque en Occidente no se les ríen sus gracias pero se las disculpan y hasta justifican como parte de su lucha de liberación. Se explican todas las bellaquerías que cometen contra sus mujeres, amigos y aliados a los que no les importa mentir y ocultar su pensamiento porque tras toda su fachada hipócrita de victimismo se esconden su más bajas pasiones. Las mismas que llevó a un cafre conductor de bus a traicionar a sus confiados y alegres alumnos. La daga por la espalda, esa es la filosofía islamista, no hay otra y quien conozca otra mejor y diferente que me lo diga. ¿Quieren decir los palestinos que han traicionado su legítimo derecho a ser propietarios de su destino para sucumbir a la traición, cobardía y villanía? Lo pagarán muy caro y solo es el principio.
La historia se repite una y otra vez, con estúpida monotonía. Hay pueblos que no desaprovechan una oportunidad para desaprovechar una oportunidad. Los palestinos son el ejemplo más claro. Cada vez que han tenido la posibilidad de conseguir avanzar, cada vez que los dirigentes israelíes han estado dispuestos a traicionar a su país, cada vez que los USA y sus súbditos se han desvivido por vender una "paz" bonita al estilo Hollywood, ... cada vez han conseguido cagarla. En el fondo no son tan malos, gracias a su estupidez es posible evitar que eurabia y los ineptos políticos israelíes acaben con Israel.
Etiquetas: Islamofascismo, Israel
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