Hijos de la yihad, hijos de puta
Ahora que estamos en puertas del final de curso y todas las escuelas de eurabia competirán a ver cual es la que organiza un acto / fiesta de despedida más pacifista, ecológico y blandengue viene muy bien el siguiente artículo que resalta las diferencias entre la educación que les damos a nuestros niños y la que reciben los del enemigo de la civilización:
Hijos de la yihad y de Occidente
Michelle Malkin (http://www.libertaddigital.com/)
¿Cuál es tu aspiración más noble? ¡La muerte en nombre de Alá!
Este es el encantador verso que cantaban durante su ceremonia de graduación los niños de párvulos de un colegio de Hamás. Las niñas estaban disfrazadas de mariposa. Los niños tenían ropa de camuflaje, máscaras negras, bandanas verdes y rifles semiautomáticos de juguete. El video difundido por MEMRI (Middle East Media Research Institute) muestra a los niños portando espadas y ametralladoras mientras imitan ejercicios paramilitares.¿Y cómo estamos preparando a los hijos de Occidente para defenderse de estos pequeños soldados de Alá?
Primer escenario. En Nueva York, una guardería llevó a rastras a pequeños de tres años hasta la oficina del congresista demócrata Eliot Engel, donde cantaron It's a small world (Es un mundo pequeño) alrededor de un "Árbol de la Paz" de cuatro metros de altura. New York Press lo contó así:
El árbol, hecho a mano por diecisiete niños durante las clases de la guardería, era una declaración contra las tropas norteamericanas que permanecen en Irak y un llamamiento a buscar soluciones pacíficas para poner fin a todos los conflictos mundiales. Este regalo, sin embargo, parecía más un caballo de Troya, diseñado para obtener una invitación a pasar al recinto de modo que los padres, radicales izquierdistas, pudieran desproticar contra la guerra y contra el voto a favor de la misma del congresista.
La profesora de los niños, Valerie Coleman-Palansky, defendió el numerito de esta manera: "Creo que es apropiado que los niños de tres años sepan que el mundo necesita ser un lugar pacífico y seguro para todos los que viven en él". Quizá sea hora de que la señorita Coleman-Palansky se familiarice con el Mickey Mouse palestino. El cántico de los pequeños yihadistas ahoga los ensueños de cuento de Disney: ¿Cuál es tu aspiración más noble? ¡La muerte en nombre de Alá!
Segundo escenario. Tengo una fobia muy particular, que va más allá del adoctrinamiento pacifista reinante en las escuelas estadounidenses. Es ver en el recreo y en el centro comercial a niños de cinco, seis o siete años caminando con sus chupetes en la boca. Críos lo bastante mayores como para comer y vestirse solos, como para manejar el control remoto y el teléfono móvil. Caminan sobre dos pies, pero chupando plástico de colores brillantes. ¿Donde están esos padres para quitarles el látex de la boca y obligarles a crecer? ¿En qué momento calmar a los niños ocupó el lugar de la responsabilidad de educarlos?
Tercer escenario. Estados Unidos no está solo sumergiendo a sus futuras generaciones en la cultura del mimo. Los educadores británicos han determinado ahora que "pedir a los alumnos que levanten la mano cuando crean saber la respuesta a una pregunta en clase podría hacer que los niños tímidos se quedasen rezagados", según el London Telegraph. Con el fin de ahorrar a los estudiantes este enorme terror, el Departamento de Educación británico está recomendando ahora que se le conceda a los niños treinta segundos de "tiempo para pensar" antes de que se pida que respondan, o que discutan las preguntas por parejas antes de responder. En lugar de enseñar a los estudiantes a superar su timidez y valerse por sí mismos, se instará a los educadores a mimarlos envolviéndolos en un envoltorio emocional de plástico de burbujas.
En otro frente distinto, las escuelas británicas repartirán "test de la felicidad" a niños a partir de cuatro años para asegurarse de que tengan alta la autoestima. El Telegraph informa de que el gobierno ha dedicado 20 millones de libras a una "iniciativa de alfabetización emocional" que promueve actividades tales como "buzones de preocupaciones", en las que los niños escriben cartas sobre sus ansiedades y las envían, y "barómetros emocionales", que los alumnos pueden utilizar para demostrar a sus compañeros de clase la fuerza de sus opiniones sobre un tema.
Vuelvo al video de la clase de parvulario de Hamás. Sus "barómetros emocionales" se salen de escala mientras un pequeño repleto de autoestima lidera al resto en un sanguinario llamamiento:
¿Cuál es vuestro camino? ¡La yihad!
¿Cuál es vuestro camino? ¡La yihad!
Allá en Londres, los niños están haciendo sus test de salud mental. El profesor pregunta: "¿Cómo os sentís?" Los corderos responden: "Me siento optimista sobre el futuro". Discúlpenme mientras voy a llenar mi buzón de preocupaciones. Después de todo, es un mundo pequeño.
Segundo escenario. Tengo una fobia muy particular, que va más allá del adoctrinamiento pacifista reinante en las escuelas estadounidenses. Es ver en el recreo y en el centro comercial a niños de cinco, seis o siete años caminando con sus chupetes en la boca. Críos lo bastante mayores como para comer y vestirse solos, como para manejar el control remoto y el teléfono móvil. Caminan sobre dos pies, pero chupando plástico de colores brillantes. ¿Donde están esos padres para quitarles el látex de la boca y obligarles a crecer? ¿En qué momento calmar a los niños ocupó el lugar de la responsabilidad de educarlos?
Tercer escenario. Estados Unidos no está solo sumergiendo a sus futuras generaciones en la cultura del mimo. Los educadores británicos han determinado ahora que "pedir a los alumnos que levanten la mano cuando crean saber la respuesta a una pregunta en clase podría hacer que los niños tímidos se quedasen rezagados", según el London Telegraph. Con el fin de ahorrar a los estudiantes este enorme terror, el Departamento de Educación británico está recomendando ahora que se le conceda a los niños treinta segundos de "tiempo para pensar" antes de que se pida que respondan, o que discutan las preguntas por parejas antes de responder. En lugar de enseñar a los estudiantes a superar su timidez y valerse por sí mismos, se instará a los educadores a mimarlos envolviéndolos en un envoltorio emocional de plástico de burbujas.
En otro frente distinto, las escuelas británicas repartirán "test de la felicidad" a niños a partir de cuatro años para asegurarse de que tengan alta la autoestima. El Telegraph informa de que el gobierno ha dedicado 20 millones de libras a una "iniciativa de alfabetización emocional" que promueve actividades tales como "buzones de preocupaciones", en las que los niños escriben cartas sobre sus ansiedades y las envían, y "barómetros emocionales", que los alumnos pueden utilizar para demostrar a sus compañeros de clase la fuerza de sus opiniones sobre un tema.
Vuelvo al video de la clase de parvulario de Hamás. Sus "barómetros emocionales" se salen de escala mientras un pequeño repleto de autoestima lidera al resto en un sanguinario llamamiento:
¿Cuál es vuestro camino? ¡La yihad!
¿Cuál es vuestro camino? ¡La yihad!
Allá en Londres, los niños están haciendo sus test de salud mental. El profesor pregunta: "¿Cómo os sentís?" Los corderos responden: "Me siento optimista sobre el futuro". Discúlpenme mientras voy a llenar mi buzón de preocupaciones. Después de todo, es un mundo pequeño.
No estaría mal que nuestros chavales vieran el vídeo que aparece enlazado. Serviría para que vayan aprendiendo con quien se tendrán que acabar enfrentado. Y perderán ese enfrentamiento, sin duda. Igual que lo están perdiendo sus padres. Yo, desde luego, mañana se lo haré ver a mis alumnos. Que al menos tengan una oportunidad.
Etiquetas: Noticias desde eurabia
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