La hora de los nadies

Será en mayo. Y en Vitoria. Pero López sabe ya que su futuro quedó sellado ayer en Barcelona.

Del tal López, chico gris poco avezado en los estudios y mucho en la obediencia de quien manda, gustaban hacer chanza sus camaradas vascos: «¿Que no conoces a Pachi? Pues es la mar de sencillo: tú esperas a que pare un coche oficial, se abra la puerta y nadie salga. Es él. No hay error posible: Pachi Nadie».
Sus títulos académicos eran sólo comparables en brillantez a los de José Montilla, eficaz aparatchiki de los compañeros catalanes. Igual de soso Pachi, aunque no tan despabilado: nadie acababa de verlo en la faena de levantarle un kilo a los de La Caixa -o, en su defecto BBVA- a cambio de exactamente cero.
Aun entre autodidactas existe diferencia. Los hay que sueñan con ser Beckham, o Hendrix, o Fermat, o Capone, o Pound, o Bobby Fischer. Pachi López sueña con ser Montilla. Cada cual busca el espejo que mejor le ajusta. No es absurdo. Ni es Montilla el primer Nadie que se alza al vértice supremo de un partido. Al lado de las chuflas que hubo de soportar el zote Jozif Djugashvili por parte de sus brillantísimos camaradas bolcheviques a lo largo de un par de décadas, lo de los socialistas vascos con el pobre Pachi es cosa de ursulinas. Hasta el día en que el tal Jozif fue Stalin, y de los otros no quedó ni sombra.
Y ahora López, aquel chico tan poco cultivado, al cual nadie lograba ver cuando se abría la puerta del coche, sabe que medio camino está ya recorrido. Del club de tipos duros e ilustrados, no queda ni uno en el socialismo vasco. Desde que Zapatero dio la orden de decapitar a Redondo y su gente, el canon de coraje, cultura e inteligencia lo fija Javier Rojo. Su vía hacia el futuro está expedita. No hay retórica ya en lo que ahora anuncia. La retórica es sólo necesaria cuando quedan adversarios. Vivos. No es el caso. López es muy sincero al anunciar que en mayo, y tras las elecciones autonómicas, cambiará de caballo. Y que, a la catalana, relegará el Partido Popular al ostracismo. Para sellar con HB (bajo esas mismas siglas o bien otras) la fotocopia del pacto del Tinell.
Izquierda Unida se subirá corriendo al hueco que le dejen en el estribo. Izquierda Unida, en el País Vasco, es una nada aún más vertiginosa que la que los amigos endosaban a Pachi. Y la vida anda demasiado dura para que alguien como Madrazo tenga que ganarse la pitanza, a su edad, trabajando. El rigor de las cifras y de los intereses manda. Así es siempre en política. La gente de Otegui sabe que, tras la capitulación de Zapatero, su horizonte político y electoral es inmenso. Y que una parte de esa inmensidad está presa de un PNV atrincherado en treinta años de gobierno, esto es, de prebendas. Desalojarlo de Ajuria Enea es prioritario para hacerse deprisa con su herencia. Sueñan, los de López, con una integración vasca de Navarra que haría a los socialistas mayoritarios en votos. Madrazo calla y se palpa la cartera: hay demasiado a repartir como para que no caiga algo.
Todos ganan. Todos, menos un PNV que se ve ya en el papel de Mas, y que sabe que eso se llama ruina.

¿Los de Rajoy? ¿Pero es que los de Rajoy existen?

Gabriel Albiac (diario El Mundo)

http://www.elzapatazo.com/

Montilla "el merendilla", Patxi "nadie" López, "Pepiño" Blanco, el "doctor" Llamazares, .... y a la cabeza de la cuadrilla el próximo "Nobel de la paz": ZP. ¡Vaya panoráma! Si mi pobre abuelo levantara la cabeza (sí, yo también tuve un abuelo que murió joven en aquellos años 30, eso no es exclusivo de Zapatero) se moría de susto y de pena al ver lo bajo que ha caido su PSOE.