Para las mujeres libertad, igual que para los hombres
Garachico es la punta del iceberg
Maite Nolla
Si hace treinta años alguien hubiera dicho que en el 2007 el partido socialista impugnaría una lista electoral por estar compuesta únicamente por mujeres le hubieran encerrado en la clínica López Ibor. El asunto de la lista del PP en Garachico es la punta del iceberg de la Ley 3/2007, mal llamada de igualdad efectiva de hombres y mujeres, que jamás se debió aprobar. Es cierto que la ley tiene algún aspecto positivo, como la conciliación familiar o el régimen de permisos, pero eso no la convierte en buena y, sin duda, es una gran noticia que un juez haya decido plantear la cuestión de inconstitucionalidad sobre la misma.
Recordaran ustedes el “ista, ista, Zapatero feminista”, que coreaban algunas diputadas después de aprobar la Ley de Igualdad. Imagínense a Zapatero en Toulouse, Tolosa de Llenguadoc que dice la TV3, en el mitin con Ségolène, explicándole que han impugnado una lista por estar compuesta por mujeres en exclusiva. No deja de tener su gracia la escena.
La cuestión de las listas electorales es, aunque parezca mentira, solo una más de una serie de sinrazones puestas en la ley que, llevadas a la práctica, perjudican a las mujeres en sus iniciativas, en sus negocios o en sus expectativas y que crean una falsa sensación de igualdad formal.
La Constitución española es lo suficientemente clara y directamente aplicable en muchos de sus aspectos. Es normal que quien no cree en ella y lleva tres años pactando con todos los que se la quieren cargar, haya aprobado una ley que reglamenta hasta extremos absurdos y que no va a suponer que la igualdad entre hombres y mujeres sea, como dice la Constitución, real y efectiva. A mí garantícenme ustedes la libertad, que yo haré con ella lo que quiera.
Como he dicho, la Ley tiene aspectos positivos, pero no aporta nada que la Constitución no garantizara ya. Es un cúmulo de tópicos y de palabras vacías, algo así como los discursos de Zapatero. Por ejemplo, el artículo 14.11 establece la “implantación de un lenguaje no sexista en el ámbito administrativo”, entrando en un conflicto de competencias sin precedentes con la Real Academia de la Lengua. Lo mismo dicen los artículos 37 y 38 en relación al lenguaje que deben utilizar los profesionales y las profesionalas de RTVE y la agencia EFE. No deja de tener gracia que Zapatero, que no garantiza el uso del español en toda España, exija que donde se hable, al menos, no sea sexista, sea lo que sea que ese palabro signifique.
Como ejemplo de la nada, el artículo 23 establece, como finalidad del sistema educativo, la educación en la igualdad de derechos y oportunidades entre mujeres y hombres. Ah, ¿pero no era ya así?
Un precepto envenenado es el artículo 24.2.f que declara el “establecimiento de medidas educativas para el reconocimiento del papel de las mujeres en la Historia”. Lo que no aclara es si también hay que explicar el papel de algunas féminas malvadas, que también las hubo.
Una de las tonterías estrella es el “distintivo de igualdad de las empresas” que regula el artículo 50. ¿Eso qué significa? ¿Que quienes no tengan el distintivo son sospechosos de maltratadores, discriminadores y delincuentes en general?
Algo parecido se puede decir del acceso a la función pública o del artículo 75 que procura la presencia equilibrada de mujeres y hombres en el consejo de administración de una empresa. Si algún día tengo una empresa, ¿por qué no puedo rodearme de quién yo quiera, sea hombre o mujer? ¿Qué significa equilibrada?
Para las mujeres libertad, igual que para los hombres.
Maite Nolla
Si hace treinta años alguien hubiera dicho que en el 2007 el partido socialista impugnaría una lista electoral por estar compuesta únicamente por mujeres le hubieran encerrado en la clínica López Ibor. El asunto de la lista del PP en Garachico es la punta del iceberg de la Ley 3/2007, mal llamada de igualdad efectiva de hombres y mujeres, que jamás se debió aprobar. Es cierto que la ley tiene algún aspecto positivo, como la conciliación familiar o el régimen de permisos, pero eso no la convierte en buena y, sin duda, es una gran noticia que un juez haya decido plantear la cuestión de inconstitucionalidad sobre la misma.
Recordaran ustedes el “ista, ista, Zapatero feminista”, que coreaban algunas diputadas después de aprobar la Ley de Igualdad. Imagínense a Zapatero en Toulouse, Tolosa de Llenguadoc que dice la TV3, en el mitin con Ségolène, explicándole que han impugnado una lista por estar compuesta por mujeres en exclusiva. No deja de tener su gracia la escena.
La cuestión de las listas electorales es, aunque parezca mentira, solo una más de una serie de sinrazones puestas en la ley que, llevadas a la práctica, perjudican a las mujeres en sus iniciativas, en sus negocios o en sus expectativas y que crean una falsa sensación de igualdad formal.
La Constitución española es lo suficientemente clara y directamente aplicable en muchos de sus aspectos. Es normal que quien no cree en ella y lleva tres años pactando con todos los que se la quieren cargar, haya aprobado una ley que reglamenta hasta extremos absurdos y que no va a suponer que la igualdad entre hombres y mujeres sea, como dice la Constitución, real y efectiva. A mí garantícenme ustedes la libertad, que yo haré con ella lo que quiera.
Como he dicho, la Ley tiene aspectos positivos, pero no aporta nada que la Constitución no garantizara ya. Es un cúmulo de tópicos y de palabras vacías, algo así como los discursos de Zapatero. Por ejemplo, el artículo 14.11 establece la “implantación de un lenguaje no sexista en el ámbito administrativo”, entrando en un conflicto de competencias sin precedentes con la Real Academia de la Lengua. Lo mismo dicen los artículos 37 y 38 en relación al lenguaje que deben utilizar los profesionales y las profesionalas de RTVE y la agencia EFE. No deja de tener gracia que Zapatero, que no garantiza el uso del español en toda España, exija que donde se hable, al menos, no sea sexista, sea lo que sea que ese palabro signifique.
Como ejemplo de la nada, el artículo 23 establece, como finalidad del sistema educativo, la educación en la igualdad de derechos y oportunidades entre mujeres y hombres. Ah, ¿pero no era ya así?
Un precepto envenenado es el artículo 24.2.f que declara el “establecimiento de medidas educativas para el reconocimiento del papel de las mujeres en la Historia”. Lo que no aclara es si también hay que explicar el papel de algunas féminas malvadas, que también las hubo.
Una de las tonterías estrella es el “distintivo de igualdad de las empresas” que regula el artículo 50. ¿Eso qué significa? ¿Que quienes no tengan el distintivo son sospechosos de maltratadores, discriminadores y delincuentes en general?
Algo parecido se puede decir del acceso a la función pública o del artículo 75 que procura la presencia equilibrada de mujeres y hombres en el consejo de administración de una empresa. Si algún día tengo una empresa, ¿por qué no puedo rodearme de quién yo quiera, sea hombre o mujer? ¿Qué significa equilibrada?
Para las mujeres libertad, igual que para los hombres.
Etiquetas: Talibanes del ecologismo y otros "ismos"
0 comentarios:
Publicar un comentario
Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]
<< Inicio