La palabra genocidio
Ante la facilidad con la que los imbéciles de turno utilizan las palabras como arma arrojadiza reproduzco aquí este artículo escrito por Gabriel Albiac en 2002:
Genocidio y diccionario
Una palabra hace concepto cuando determina. Lo concreto. Y sólo para designar eso determinado vale. Que una palabra sirva para todo, es signo de indeterminación en su uso. Ya por vacío conceptual, ya por retórica. Pues la función de la retórica es fascinar o conmover. Conocer, nunca. Son géneros opuestos. Confundirlos no lleva a nada bueno. La retórica que arrebata y suplanta al pensamiento tiene, en el siglo XX, nombre: fascismo. Esto es, socialismo nacional: de Hitler a Stalin. O Castro.
Hace dos semanas, una milicia de varios cientos de hombres armados decide atrincherarse en Yenín, mísero campamento en cuya base social se enraíza. Y dar allí al abrigo de su población civil numantino combate al ejército enemigo. Se juramentan, los milicianos, para sólo salir de allí muertos. Se podrá juzgar eso acto heroico o incompetencia militar. Es, en todo caso, acción bélica. Como toda acción bélica, produce muerte. La de los hombres propios ha sido contabilizada ya desde el principio y el coste asumido.En contrapartida, se espera conseguir una cifra rentable de bajas enemigas. A eso se llama guerra. Clausewitz: «Pulsación de violencia de fuerza variable cuyo objetivo es desarmar al enemigo». Dar batalla sin línea de retaguardia a un enemigo superior, se llama planificar la derrota. Es un acto militar grave. Y respetable.
Pero la muerte en combate no modifica el diccionario. Y todo el grave respeto que el soldado caído merece se trueca en calderilla cuando lo roza el turbio aliento de la retórica. La retórica que exige llamar a un combate, armas en mano, genocidio.
Genocidio es palabra precisa y fechada. Neologismo acuñado por el polaco americano R. Lemkin, define y así lo tipificará Nuremberg la caracterización global de un grupo humano (en términos de nacionalidad, religión o raza) como un solo individuo ejecutable.
Los seis millones y medio de judíos exterminados entre 1942 y 1945 por la Alemania nacionalsocialista lo fueron como especímenes de un solo sujeto jurídico indigno de vivir: el judío. Igual pasó con los gitanos. La lógica del genocidio no distingue en ese colectivo reo: armado o desarmado, adulto, varón, mujer, anciano o niño, hábil o lisiado. Porque, en el genocidio, sólo se mata a Uno. Lo que es lo mismo: a todos.
Doscientos o más, en Yenín, murieron con las armas en la mano.Frente a otros hombres armados, algunos de los cuales también murieron. Fue una acción militar. Suicida, incompetente. Llamarla genocidio no es sólo una sandez. Es humillar a los soldados vencidos.Mucho más que a los vencedores.
Una palabra hace concepto cuando determina. Lo concreto. Y sólo para designar eso determinado vale. Que una palabra sirva para todo, es signo de indeterminación en su uso. Ya por vacío conceptual, ya por retórica. Pues la función de la retórica es fascinar o conmover. Conocer, nunca. Son géneros opuestos. Confundirlos no lleva a nada bueno. La retórica que arrebata y suplanta al pensamiento tiene, en el siglo XX, nombre: fascismo. Esto es, socialismo nacional: de Hitler a Stalin. O Castro.
Hace dos semanas, una milicia de varios cientos de hombres armados decide atrincherarse en Yenín, mísero campamento en cuya base social se enraíza. Y dar allí al abrigo de su población civil numantino combate al ejército enemigo. Se juramentan, los milicianos, para sólo salir de allí muertos. Se podrá juzgar eso acto heroico o incompetencia militar. Es, en todo caso, acción bélica. Como toda acción bélica, produce muerte. La de los hombres propios ha sido contabilizada ya desde el principio y el coste asumido.En contrapartida, se espera conseguir una cifra rentable de bajas enemigas. A eso se llama guerra. Clausewitz: «Pulsación de violencia de fuerza variable cuyo objetivo es desarmar al enemigo». Dar batalla sin línea de retaguardia a un enemigo superior, se llama planificar la derrota. Es un acto militar grave. Y respetable.
Pero la muerte en combate no modifica el diccionario. Y todo el grave respeto que el soldado caído merece se trueca en calderilla cuando lo roza el turbio aliento de la retórica. La retórica que exige llamar a un combate, armas en mano, genocidio.
Genocidio es palabra precisa y fechada. Neologismo acuñado por el polaco americano R. Lemkin, define y así lo tipificará Nuremberg la caracterización global de un grupo humano (en términos de nacionalidad, religión o raza) como un solo individuo ejecutable.
Los seis millones y medio de judíos exterminados entre 1942 y 1945 por la Alemania nacionalsocialista lo fueron como especímenes de un solo sujeto jurídico indigno de vivir: el judío. Igual pasó con los gitanos. La lógica del genocidio no distingue en ese colectivo reo: armado o desarmado, adulto, varón, mujer, anciano o niño, hábil o lisiado. Porque, en el genocidio, sólo se mata a Uno. Lo que es lo mismo: a todos.
Doscientos o más, en Yenín, murieron con las armas en la mano.Frente a otros hombres armados, algunos de los cuales también murieron. Fue una acción militar. Suicida, incompetente. Llamarla genocidio no es sólo una sandez. Es humillar a los soldados vencidos.Mucho más que a los vencedores.
¿Han perdido vigencia las palabras de Albiac? al contrario. No solo se sigue utilizando el concepto de genocidio para cualquier choque armado en el que se produzcan bajas de amigos de los políticamente correctos sino que, cada vez más, se está utilizando la palabra nazi para calificar a un estado soberano, libre y democrático fundado por los supervivientes del genocidio nazi.
Así que nos toca seguir plantando cara a toda esa manada de borregos bienpensantes y semianalfabetos que marchan al son de los intelectuales y periodistas de cuota.
Por cierto, muy recomendable la lectura del libro de Albiac "Diccionario de adioses" (Seix Barral)
Etiquetas: Judeofobia y antisemitismo, Nazis de ayer y hoy, Noticias desde eurabia
2 comentarios:
esa foto de la madre junto a su hijo muerto es terrible.
y pensar que Israel,por temor a que se enoje Turquia,desconoce el genocidio armenio
De Anónimo, A las 10/02/2007 12:56 p. m.
Si todo es "genocidio", entonces nada es genocidio...
De Anónimo, A las 10/03/2007 2:47 p. m.
Publicar un comentario
Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]
<< Inicio