La inmoralidad del perdón
Acabo de escuchar a Gabriel Albiac comentando el libro Más allá de la culpa y la expiación de Jean Amery y hago mía sus palabras con respecto al perdón:
El perdón es esencial, primordial e irremediablemente inmoral. El tratar de recomponer moralmente el pasado es el modo de inmoralidad esencial, solo sirve para intentar encubrir lo sucedido beneficiando a los culpables. El perdón es la peor forma de la inmoralidad.
En su libro Jean Amery nos dice:
Solo perdona realmente quien consiente que su individualidad se disuelva en la sociedad y quien es capaz de concebirse como función del ámbito colectivo, es decir, como sujeto embotado e indiferente. Pero el perdón carece de cualquier relevancia para el ser humano que se concibe a sí mismo como moralmente ético.
Es evidente que ni Albiac ni Amery ni yo hablamos del perdón sobre las pequeñas afrentas cotidianas que sufrimos, en muchos casos provenientes de aquellos que queremos, y que no nos causan más que un daño pasajero y superable. Nos referimos al perdón de la maldad, al perdón de los verdugos. Ese perdón es, siempre, absolutamente inmoral y criminal.
Etiquetas: Desde las profundidades
1 comentarios:
No hay perdón para la maldad.
De Anónimo, A las 10/29/2007 1:11 a. m.
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