¿Fracaso del sionismo?
Hago totalmente mías las palabras del siguiente artículo que nos manda Andrés así como su posterior reflexión personal:
El “fracaso” del Sionismo.
Por Tomy Lapid (Ex ministro de Justicia y parlamentario israelí)
(http://www.infotzion.wordpress.com/)
El ejemplar del semanario telavivense Hair publicó un artículo del escritor palestino-israelí Antón Shamas, quien despliega su acostumbrada fluidez idiomática. “Señoras y señores”, escribió, “la hora ha llegado, en este día festivo, de admitir con todo candor, sin avergonzarse ni bajar la mirada, que todo este asunto ha salido mal. La aventura sionista ha terminado en un fracaso”.
Está muy bien que Shamas haya salido a decir eso. Porque un artículo como ese, de la pluma de un intelectual árabe reconocido, ofrece una oportunidad de plantear algunas verdades que uno dudaría de decir sin tener un buen pretexto. Shamas, amigo mío: el Sionismo constituye el máximo éxito del siglo XX.
Cincuenta años después de la derrota de Hitler y del Mufti de Jerusalén, el Sionismo florece en el corazón del Cercano Oriente, en un estado con cinco millones de judíos, cuya supervivencia estuvo en duda por momentos. La lengua hebrea (una de las maravillas del Sionismo) ha unido a sabras y refugiados, sefaradim y judíos orientales. En medio siglo, los sionistas, partiendo casi de la nada, hemos forjado un Estado que lanza sus propios satélites y suministra a la Armada de Estados Unidos aviones sin piloto.
Exportamos programas de computación sofisticados y enseñamos a algunos latinoamericanos a cultivar melones. Cada mes, este Estado exporta productos por valor de un billón de dólares o más, a Europa occidental, a Estados Unidos, e incluso, a Japón. Tenemos una democracia ejemplar, en la cual los ministros temen al ombudsman y los jueces temen sólo a Dios. Este Estado ha creado un ejército considerado uno de los mejores del mundo; hay muy poca delincuencia violenta y, en cambio, hay muchos conciertos excelentes. Las personas de todas las religiones encuentran libertad de culto, y los no creyentes también son bienvenidos.
Un diez por ciento de los ciudadanos de este país son nuevos inmigrantes, y el ochenta y nueve por ciento piensa que, a pesar de todas las dificultades, es un buen lugar para vivir. Es un país en el cual un Antón Shamas tiene la libertad de publicar, en un día festivo, un ataque virulento contra todo aquello que los judíos que vivimos en este país consideramos importante y respetable. Shamas podría tal vez ser capaz de disculparnos por esto. Pero lo que no puede tolerar es el hecho de que, a la luz de los logros del Sionismo, el fracaso de los árabes aparezca tan humillante y deprimente.
¿Cuántos palestinos hay, amigo mío? ¿Un millón, dos, tres? ¿Y cuántos estados árabes hay alrededor? ¿Veinte? Veinte países de reyes y dictadores, de terror y derramamiento de sangre. No existe un sólo país árabe democrático, uno con libertad de expresión y derechos civiles.
Usted habla acerca del fracaso del Estado de Israel. ¿Comparado con que? ¿Argelia, Egipto, Irak? ¿Cuántos árabes viven entre el Océano Atlántico y el Golfo Pérsico? ¿Cien millones, doscientos millones? ¿Y cuántos musulmanes hay? ¿Un billón ? Todos ellos le rezan al mismo Allah, en nombre del mismo profeta, Mahoma. Y ninguno de ellos puede resolver el problema de las cloacas de Gaza.
Durante cuarenta y siete años se han estado preparando para la independencia palestina, y a pesar de ello, aún no recogen la basura en Jericó. Con todo el petróleo de que disponen, no logran reunir la colaboración necesaria para construir un hospital en Deir-el-Balah. Y todas las canillas de oro en Arabia Saudita y los jacuzzis en Kuwait no son suficientes para proveer agua potable para Jebelya.
En resumen, amigo mío, usted sabe muy bien que si casi un millón de judíos vivieran en Gaza, rodeado de veinte Estados judíos, Gaza judía sería un paraíso en la tierra. Los trabajadores palestinos estarían haciendo cola en el paso de Erez, mirando hacia Gaza, en busca de trabajo. Si hubiera un billón de judíos creyentes en el mundo, los judíos de Gaza no necesitarían la ayuda de las Naciones Unidas. Los judíos del mundo habrían colaborado con los judíos de Gaza, y ya haría tiempo que Gaza se habría convertido en la perla del Mediterráneo. Usted sabe todo eso, Antón Shamas, y eso es lo que lo tiene tan mal. La envidia lo ha conducido a la irracionalidad.
Así, ha llegado el momento de admitir, con todo candor, sin avergonzarse ni bajar la mirada, que todo este asunto ha salido mal: la aventura palestina ha sido un fracaso total.
Reflexión personal:
¿Quién duda que el Sionismo fue el movimiento de liberación nacional más exitoso del siglo XX? en apenas 50 años, el Sionismo, con todas las dificultades juntas, pudo devolverle al pueblo judío su dignidad, construir el nuevo Estado judío en la Tierra de Israel (su principal objetivo) y convertir un desierto abandonado en un jardín de tierra, leche y miel. Pudo hacer de un pequeñísimo país, un paraíso de democracia, libertad, esperanza, tecnología, salud, trabajo, calidad de vida y refugio seguro para todo judío que lo necesite, luego de siglos y siglos de persecuciones. Con solo 6 décadas de existencia, el Estado de Israel es el hogar de un tercio de la población judía mundial (5.5 millones) y un símbolo de orgullo para cualquier judío de la diáspora. El hebreo, lengua que se creía muerta luego de 2000 años de exilio, hoy en día, gracias al Sionismo, es la lengua oficial y hablada de Israel. Dejenme decirles caballeros que yo estudié historia, y no hay movimiento tan exitoso como el Sionismo… ni el jasidismo, ni la ortodoxia, ni el mesianismo, ni el asimilacionismo, ni el marxismo, ni el liberalismo… ningún movimiento pudo tener tanto éxito como el Sionismo. No se a qué se refería el señor Antón Shamas cuando habló de “fracaso”… ¿se refería al fracaso del mundo árabe por no darle comida a sus propios pueblos teniendo una riqueza petrolera inmensa? ¿se refería al fracaso de los grupos terroristas palestinos que pretenden intimidar y destruir a Israel? ¿se refiere al fracaso de los movimientos nacionales árabes que solo le trajeron la miseria a sus pueblos? ¿a qué fracaso se refiere?
El Sionismo destruyó esa pasividad que había en el pueblo judío de no responder ante las agresiones y vivir humillados en países que los consideraban extranjeros. El Sionismo le inculcó a nuestra nación el deber de defenderse, la victoria y la capacidad perdida para decir: “estoy orgulloso de ser judío”. Antes del Holocausto, la palabra “sionista” era símbolo de idealista, símbolo de un sueño utópico, eran “unos pocos jóvenes locos que se iban a vivir a un desierto para trabajar la tierra y empuñar un fusil, en vez de vivir comodamente en la Europa tolerante”… ahora el Sionismo es símbolo de heroísmo, símbolo del Estado de Israel y del judío valiente y orgulloso de lo que es. Yo no me asimilo ni dejo de ser judío, pero NO porque sea ortodoxo o religioso (ni se si creo en Dios), sino porque soy sionista y tengo una conciencia nacional, un orgullo que nadie más puede darme: orgullo judío y sionista.
Si el Sionismo es un fracaso, entonces no se lo que quiere decir el éxito.
El “fracaso” del Sionismo.
Por Tomy Lapid (Ex ministro de Justicia y parlamentario israelí)
(http://www.infotzion.wordpress.com/)
El ejemplar del semanario telavivense Hair publicó un artículo del escritor palestino-israelí Antón Shamas, quien despliega su acostumbrada fluidez idiomática. “Señoras y señores”, escribió, “la hora ha llegado, en este día festivo, de admitir con todo candor, sin avergonzarse ni bajar la mirada, que todo este asunto ha salido mal. La aventura sionista ha terminado en un fracaso”.
Está muy bien que Shamas haya salido a decir eso. Porque un artículo como ese, de la pluma de un intelectual árabe reconocido, ofrece una oportunidad de plantear algunas verdades que uno dudaría de decir sin tener un buen pretexto. Shamas, amigo mío: el Sionismo constituye el máximo éxito del siglo XX.
Cincuenta años después de la derrota de Hitler y del Mufti de Jerusalén, el Sionismo florece en el corazón del Cercano Oriente, en un estado con cinco millones de judíos, cuya supervivencia estuvo en duda por momentos. La lengua hebrea (una de las maravillas del Sionismo) ha unido a sabras y refugiados, sefaradim y judíos orientales. En medio siglo, los sionistas, partiendo casi de la nada, hemos forjado un Estado que lanza sus propios satélites y suministra a la Armada de Estados Unidos aviones sin piloto.
Exportamos programas de computación sofisticados y enseñamos a algunos latinoamericanos a cultivar melones. Cada mes, este Estado exporta productos por valor de un billón de dólares o más, a Europa occidental, a Estados Unidos, e incluso, a Japón. Tenemos una democracia ejemplar, en la cual los ministros temen al ombudsman y los jueces temen sólo a Dios. Este Estado ha creado un ejército considerado uno de los mejores del mundo; hay muy poca delincuencia violenta y, en cambio, hay muchos conciertos excelentes. Las personas de todas las religiones encuentran libertad de culto, y los no creyentes también son bienvenidos.
Un diez por ciento de los ciudadanos de este país son nuevos inmigrantes, y el ochenta y nueve por ciento piensa que, a pesar de todas las dificultades, es un buen lugar para vivir. Es un país en el cual un Antón Shamas tiene la libertad de publicar, en un día festivo, un ataque virulento contra todo aquello que los judíos que vivimos en este país consideramos importante y respetable. Shamas podría tal vez ser capaz de disculparnos por esto. Pero lo que no puede tolerar es el hecho de que, a la luz de los logros del Sionismo, el fracaso de los árabes aparezca tan humillante y deprimente.
¿Cuántos palestinos hay, amigo mío? ¿Un millón, dos, tres? ¿Y cuántos estados árabes hay alrededor? ¿Veinte? Veinte países de reyes y dictadores, de terror y derramamiento de sangre. No existe un sólo país árabe democrático, uno con libertad de expresión y derechos civiles.
Usted habla acerca del fracaso del Estado de Israel. ¿Comparado con que? ¿Argelia, Egipto, Irak? ¿Cuántos árabes viven entre el Océano Atlántico y el Golfo Pérsico? ¿Cien millones, doscientos millones? ¿Y cuántos musulmanes hay? ¿Un billón ? Todos ellos le rezan al mismo Allah, en nombre del mismo profeta, Mahoma. Y ninguno de ellos puede resolver el problema de las cloacas de Gaza.
Durante cuarenta y siete años se han estado preparando para la independencia palestina, y a pesar de ello, aún no recogen la basura en Jericó. Con todo el petróleo de que disponen, no logran reunir la colaboración necesaria para construir un hospital en Deir-el-Balah. Y todas las canillas de oro en Arabia Saudita y los jacuzzis en Kuwait no son suficientes para proveer agua potable para Jebelya.
En resumen, amigo mío, usted sabe muy bien que si casi un millón de judíos vivieran en Gaza, rodeado de veinte Estados judíos, Gaza judía sería un paraíso en la tierra. Los trabajadores palestinos estarían haciendo cola en el paso de Erez, mirando hacia Gaza, en busca de trabajo. Si hubiera un billón de judíos creyentes en el mundo, los judíos de Gaza no necesitarían la ayuda de las Naciones Unidas. Los judíos del mundo habrían colaborado con los judíos de Gaza, y ya haría tiempo que Gaza se habría convertido en la perla del Mediterráneo. Usted sabe todo eso, Antón Shamas, y eso es lo que lo tiene tan mal. La envidia lo ha conducido a la irracionalidad.
Así, ha llegado el momento de admitir, con todo candor, sin avergonzarse ni bajar la mirada, que todo este asunto ha salido mal: la aventura palestina ha sido un fracaso total.
Reflexión personal:
¿Quién duda que el Sionismo fue el movimiento de liberación nacional más exitoso del siglo XX? en apenas 50 años, el Sionismo, con todas las dificultades juntas, pudo devolverle al pueblo judío su dignidad, construir el nuevo Estado judío en la Tierra de Israel (su principal objetivo) y convertir un desierto abandonado en un jardín de tierra, leche y miel. Pudo hacer de un pequeñísimo país, un paraíso de democracia, libertad, esperanza, tecnología, salud, trabajo, calidad de vida y refugio seguro para todo judío que lo necesite, luego de siglos y siglos de persecuciones. Con solo 6 décadas de existencia, el Estado de Israel es el hogar de un tercio de la población judía mundial (5.5 millones) y un símbolo de orgullo para cualquier judío de la diáspora. El hebreo, lengua que se creía muerta luego de 2000 años de exilio, hoy en día, gracias al Sionismo, es la lengua oficial y hablada de Israel. Dejenme decirles caballeros que yo estudié historia, y no hay movimiento tan exitoso como el Sionismo… ni el jasidismo, ni la ortodoxia, ni el mesianismo, ni el asimilacionismo, ni el marxismo, ni el liberalismo… ningún movimiento pudo tener tanto éxito como el Sionismo. No se a qué se refería el señor Antón Shamas cuando habló de “fracaso”… ¿se refería al fracaso del mundo árabe por no darle comida a sus propios pueblos teniendo una riqueza petrolera inmensa? ¿se refería al fracaso de los grupos terroristas palestinos que pretenden intimidar y destruir a Israel? ¿se refiere al fracaso de los movimientos nacionales árabes que solo le trajeron la miseria a sus pueblos? ¿a qué fracaso se refiere?
El Sionismo destruyó esa pasividad que había en el pueblo judío de no responder ante las agresiones y vivir humillados en países que los consideraban extranjeros. El Sionismo le inculcó a nuestra nación el deber de defenderse, la victoria y la capacidad perdida para decir: “estoy orgulloso de ser judío”. Antes del Holocausto, la palabra “sionista” era símbolo de idealista, símbolo de un sueño utópico, eran “unos pocos jóvenes locos que se iban a vivir a un desierto para trabajar la tierra y empuñar un fusil, en vez de vivir comodamente en la Europa tolerante”… ahora el Sionismo es símbolo de heroísmo, símbolo del Estado de Israel y del judío valiente y orgulloso de lo que es. Yo no me asimilo ni dejo de ser judío, pero NO porque sea ortodoxo o religioso (ni se si creo en Dios), sino porque soy sionista y tengo una conciencia nacional, un orgullo que nadie más puede darme: orgullo judío y sionista.
Si el Sionismo es un fracaso, entonces no se lo que quiere decir el éxito.
Etiquetas: Israel
3 comentarios:
Muchas gracias Paco por publicar mi reflexión. Parece que a todos les gustó... simplemente me salió del corazón.
De Anónimo, A las 10/29/2007 2:50 p. m.
Esas son las que más valen Andrés. Y gracias a ti por tu colaboración.
Un abrazo
De pacobetis, A las 10/29/2007 4:05 p. m.
que viva el sionosmo y que viva el pueblo judio que pese a todas las adversidades consiguió triunfar.Mi mayor deseo es conocer Israel y su cultura. Creo que el judio es el pueblo mas triunfante y que deberia tener orgullo de sus raizes y de su cultura, porque orgullo no es arrogancia, cosa que los judios detestan.
De Anónimo, A las 10/30/2007 11:43 p. m.
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