Franco y los judíos
Un repasito por la historia, ahora que tanto se habla de "Memoria Histórica":
Franco y los judíos
Moshé Yanai (http://www.elreloj.com/)
Me llama la atención el hecho que mi artículo El dilema español, publicado días atrás en esta sección, haya suscitado una serie de comentarios sobre la pasada dictadura, al margen de los que se refirieron a la presente campaña electoral en España. Parece ser que para unos Franco habría sido un gobernante sensato, que supo evitar que España participara en la II Guerra Mundial, del lado de los países del Eje, bien se entiende. Para otros, ha sido un dictador cruel, íntimamente allegado a la Alemania nazi, con las manos ensangrentadas por la muerte de tantos españoles que perdieron la vida en esa cruel guerra civil. Como en los años de esta lucha fratricida y los primeros del régimen franquista, era un español de menor de edad como cualquier otro, estimo que tengo la salvedad de hacer una apreciación.
Ahora bien, para mí tiene particular interés otro aspecto del problema. ¿Cuál fue la actitud de dictador español con respecto a los judíos? Una cosa es evidente y no se atiene a discusión: el régimen franquista salvó a judíos del Holocausto. Se desconoce su número exacto, algunos dicen que unos miles; otros afirman que habrían llegado a decenas de miles. Si lo asevera el que suscribe, que confiesa ser un acérrimo antifranquista, se puede considerarlo como un hecho irrefutable. Lo digo porque, al margen de toda la documentación que existe al respecto, tuve ocasión de conversar con algunos de esos supervivientes, que pudieron salvar la vida gracias a la intervención española y llegaron en última instancia en la entonces Palestina. Pero algunos historiadores, como el Prof. Haim Avni, estiman que de haberlo querido, Franco hubiera podido salvar a muchos otros. De cualquier modo, lo evidente es que cada nuevfo contingente de judíos rescatados podía entrar en España cuando el anterior hubiera abandonado el país. El dictador fascista no quería ninguna comunidad judía en su país. De buena gana hubiera expulsado incluso a la diminuta comunidad que residía en el país en ese momento.
Efectivamente, estimo que la cuestión tiene otra faceta. Creo haber citado en escritos pasados que mi familia llegó a Israel durante la II Guerra Mundial como refugiada del régimen franquista. Zarpamos de Cádiz para arribar a Haifa el 1º de febrero de 1944, a bordo de un barco con bandera portuguesa que conducía a 730 otros judíos de diversos países europeos. Muchos se habían salvado de las garras de los verdugos nazis, otros emigraban porque España no recibía de buena gana a esos refugiados. Cierto número había llegado a ese puerto andaluz directamente de los campos de concentración franquistas, en los que habían languidecido durante tres años sin otra causa aparente que la de ser judíos. Hablo con conocimiento de causa: mi padre, que nunca se había metido en política, era uno de ellos. Lo mismo puedo decir de mi tío Alberto Adjiman.
Hasta el día de hoy se desconoce la razón de su prolongado encierro: todo parece indicar que la razón residía principalmente en que era judío, que tenía un pequeño negocio en Barcelona. Y se recuerda que poco antes de ser arrestado, el jerarca nazi Henrich Himmler de nefasto recuerdo había realizado una visita oficial a España. En especial cuando el jefe de Gestapo llegó a la Ciudad Condal el 23 de octubre de 1940, en donde fue objeto de un recibimiento apoteósico orquestado por la Falange. Mi padre fue detenido el 20 de diciembre de ese año. Demasiada casualidad para pensar que un evento no tuviera relación con el otro.
Sabemos a ciencia cierta que muchos otros judíos fueron encerrados en forma similar y llegaron finalmente a los campos de concentración de Miranda del Ebro y Nanclares de la Oca. El Gobierno franquista nada dijo sobre estos sucesos: de hecho quedaron en la mayor reserva porque su revelación podría atentar contra los intereses de Madrid, que en esos aciagos años estaba recibiendo una ayuda imprescindible de los EE.UU. (en especial combustibles) a pesar de su carácter político. Todo para que no participara en la guerra al lado de las potencias del Eje, y pusiera en peligro el dominio aliado de una base tan importante como era Gibraltar. Al fin y al cabo, se trataba solamente de unas decenas de personas, de modo que su reclusión no tuvo mayor repercusión. En honor de la verdad sea dicho que no se molestó a las familias: solamente los varones fueron internados, otro factor que contribuyó a mantener el tema bajo un manto de silencio.
He escrito hace poco el relato en cuestión, “Odisea de un Israelí Español” que fue publicado en su momento en el anterior es-israel, y que todavía puede leerse en http://www.iespana.es/hebreos-net. La conocida periodista Pilar Rahola publicó el primer capítulo de ese escrito en su blog, y en octubre de 2006 la revista catalana “Sápiens de Barcelona le dedicó un artículo intitulado “Franco contra els jueus”. En enero pasado llegó a Israel un equipo de la TV3 de Barcelona, encabezado por el periodista Felip Solé Sabater. Este conocido redactor televisivo, autor de la serie “Exilis”, estimó oportuno hacerme un reportaje sobre el caso de mi padre, que será incluido en el documental que sobre la influencia nazi en Cataluña, el citado canal se propone presentar en el próximo mes de octubre.
De modo que Franco no salvó a judíos de nacionalidad española porque eran tales, sino que consideró oportuno hacer un gesto hacia el Occidente en general y los EE.UU. en particular, para recibir la asistencia que tanto necesitaba. Fundamentalmente, su modo de pensar era antisemita, y no tuvo reparo en señalar repetidamente en sus discursos, que el judaísmo era uno de los principales enemigos de su régimen. No por nada, el primer Ministro de Exteriores de Israel Moshé Sharet, dijo en su momento que el naciente Estado de Israel no podía votar por la inclusión de España en la ONU, cuando el tema fue abordado en ese foro en los años ‘50.
Moshé Yanai (http://www.elreloj.com/)
Me llama la atención el hecho que mi artículo El dilema español, publicado días atrás en esta sección, haya suscitado una serie de comentarios sobre la pasada dictadura, al margen de los que se refirieron a la presente campaña electoral en España. Parece ser que para unos Franco habría sido un gobernante sensato, que supo evitar que España participara en la II Guerra Mundial, del lado de los países del Eje, bien se entiende. Para otros, ha sido un dictador cruel, íntimamente allegado a la Alemania nazi, con las manos ensangrentadas por la muerte de tantos españoles que perdieron la vida en esa cruel guerra civil. Como en los años de esta lucha fratricida y los primeros del régimen franquista, era un español de menor de edad como cualquier otro, estimo que tengo la salvedad de hacer una apreciación.
Ahora bien, para mí tiene particular interés otro aspecto del problema. ¿Cuál fue la actitud de dictador español con respecto a los judíos? Una cosa es evidente y no se atiene a discusión: el régimen franquista salvó a judíos del Holocausto. Se desconoce su número exacto, algunos dicen que unos miles; otros afirman que habrían llegado a decenas de miles. Si lo asevera el que suscribe, que confiesa ser un acérrimo antifranquista, se puede considerarlo como un hecho irrefutable. Lo digo porque, al margen de toda la documentación que existe al respecto, tuve ocasión de conversar con algunos de esos supervivientes, que pudieron salvar la vida gracias a la intervención española y llegaron en última instancia en la entonces Palestina. Pero algunos historiadores, como el Prof. Haim Avni, estiman que de haberlo querido, Franco hubiera podido salvar a muchos otros. De cualquier modo, lo evidente es que cada nuevfo contingente de judíos rescatados podía entrar en España cuando el anterior hubiera abandonado el país. El dictador fascista no quería ninguna comunidad judía en su país. De buena gana hubiera expulsado incluso a la diminuta comunidad que residía en el país en ese momento.
Efectivamente, estimo que la cuestión tiene otra faceta. Creo haber citado en escritos pasados que mi familia llegó a Israel durante la II Guerra Mundial como refugiada del régimen franquista. Zarpamos de Cádiz para arribar a Haifa el 1º de febrero de 1944, a bordo de un barco con bandera portuguesa que conducía a 730 otros judíos de diversos países europeos. Muchos se habían salvado de las garras de los verdugos nazis, otros emigraban porque España no recibía de buena gana a esos refugiados. Cierto número había llegado a ese puerto andaluz directamente de los campos de concentración franquistas, en los que habían languidecido durante tres años sin otra causa aparente que la de ser judíos. Hablo con conocimiento de causa: mi padre, que nunca se había metido en política, era uno de ellos. Lo mismo puedo decir de mi tío Alberto Adjiman.
Hasta el día de hoy se desconoce la razón de su prolongado encierro: todo parece indicar que la razón residía principalmente en que era judío, que tenía un pequeño negocio en Barcelona. Y se recuerda que poco antes de ser arrestado, el jerarca nazi Henrich Himmler de nefasto recuerdo había realizado una visita oficial a España. En especial cuando el jefe de Gestapo llegó a la Ciudad Condal el 23 de octubre de 1940, en donde fue objeto de un recibimiento apoteósico orquestado por la Falange. Mi padre fue detenido el 20 de diciembre de ese año. Demasiada casualidad para pensar que un evento no tuviera relación con el otro.
Sabemos a ciencia cierta que muchos otros judíos fueron encerrados en forma similar y llegaron finalmente a los campos de concentración de Miranda del Ebro y Nanclares de la Oca. El Gobierno franquista nada dijo sobre estos sucesos: de hecho quedaron en la mayor reserva porque su revelación podría atentar contra los intereses de Madrid, que en esos aciagos años estaba recibiendo una ayuda imprescindible de los EE.UU. (en especial combustibles) a pesar de su carácter político. Todo para que no participara en la guerra al lado de las potencias del Eje, y pusiera en peligro el dominio aliado de una base tan importante como era Gibraltar. Al fin y al cabo, se trataba solamente de unas decenas de personas, de modo que su reclusión no tuvo mayor repercusión. En honor de la verdad sea dicho que no se molestó a las familias: solamente los varones fueron internados, otro factor que contribuyó a mantener el tema bajo un manto de silencio.
He escrito hace poco el relato en cuestión, “Odisea de un Israelí Español” que fue publicado en su momento en el anterior es-israel, y que todavía puede leerse en http://www.iespana.es/hebreos-net. La conocida periodista Pilar Rahola publicó el primer capítulo de ese escrito en su blog, y en octubre de 2006 la revista catalana “Sápiens de Barcelona le dedicó un artículo intitulado “Franco contra els jueus”. En enero pasado llegó a Israel un equipo de la TV3 de Barcelona, encabezado por el periodista Felip Solé Sabater. Este conocido redactor televisivo, autor de la serie “Exilis”, estimó oportuno hacerme un reportaje sobre el caso de mi padre, que será incluido en el documental que sobre la influencia nazi en Cataluña, el citado canal se propone presentar en el próximo mes de octubre.
De modo que Franco no salvó a judíos de nacionalidad española porque eran tales, sino que consideró oportuno hacer un gesto hacia el Occidente en general y los EE.UU. en particular, para recibir la asistencia que tanto necesitaba. Fundamentalmente, su modo de pensar era antisemita, y no tuvo reparo en señalar repetidamente en sus discursos, que el judaísmo era uno de los principales enemigos de su régimen. No por nada, el primer Ministro de Exteriores de Israel Moshé Sharet, dijo en su momento que el naciente Estado de Israel no podía votar por la inclusión de España en la ONU, cuando el tema fue abordado en ese foro en los años ‘50.
Voy a rebuscar un poco por mi disco duro y publicaré "Odisea de un israelí español" de Moshe Yanai y un artículo sobre la participación de judíos en las Brigadas Internacionales durante la Guerra Civil Española. Puestos a remover el pasado no permitamos que solo algunos tengan derecho a contarlo.
Etiquetas: Judeofobia y antisemitismo
2 comentarios:
Paco, recuerdo con nostalgia que en la vieja Es-israel.org habian publicado la historia de Moshe Yanai en un tomo de seis partes, pero en ese entonces no lo lei por simple vagancia. Quisiera que, si es que por algun milagro pudiste rescatar esos textos, los publiques nuevamente para poder leerlos. Desde ya muchas gracias y un saludo.
De Anónimo, A las 3/29/2008 1:04 p. m.
no te preocupes Andrés, los tengo y voy a ir publicándolos semanalmente
un saludo
De pacobetis, A las 3/29/2008 7:58 p. m.
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