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martes, febrero 06, 2007

Limpiar la casa para protegerse del estercolero


Israel descubre cuatro bombas colocadas por Hezbolá en la frontera con Líbano que está bajo control de la ONU

El Ejército israelí denunció este lunes que durante una operación de rutina en la frontera con Líbano ha descubierto cuatro bombas de gran potencia, de 15 a 20 kilos cada una, colocadas por los terroristas de Hezbolá. Esta es una prueba más de que la fuerza internacional desplegada por la ONU en la zona, a la que España aporta mil soldados, no está cumpliendo con el objetivo principal de su misión. Israel ha denunciado ya en más de una ocasión que Hezbolá está reforzando las posiciones que perdió durante la guerra de este verano, con la intención de volver a provocar un conflicto bélico a gran escala.

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El Ejercito israelí acusa a UNIFIL de permitir que se coloque bombas en frontera
Funcionarios del Ejercito israelí criticaron a la UNIFIL y al gobierno libanés ayer de noche, diciendo que estos permiten que el Hizbollah haya plantado cinco artefactos explosivos en la frontera entre Israel y el Libano.

Europeos se niegan a seguir la política de Bush para Irán
Gobiernos europeos se resisten a las exigencias de la administración Bush para que reduzcan su apoyo a las exportaciones a Irán y que obstruyan transacciones y congelen activos de algunas empresas iraníes

Estas noticias dejan claro la ayuda que puede esperar Israel de la ONU y de eurabia. La seguridad de Israel solo depende de Israel, la defensa (la supervivencia) de Israel solo depende de sí mismo.
Hay que hacer autocrítica, pedir cuentas al gobierno por los errores cometidos, limpiar la casa de porquería para como dice el siguiente artículo evitar ser arrasados por el estercolero que rodea a Israel.

No nos engañemos
Acaparan nuestra atención algunos casos escandalosos, temas que no corresponden a una sociedad progresista. Pero eso nos distrae de los verdaderos problemas del Estado: la seguridad de un país que ha estado y sigue estando constantemente amenazado.


La actualidad israelí atraviesa por un periodo bien singular. Nada agradable, diría. Tenemos un Presidente un tanto exaltado que está siendo investigado de acoso sexual, un Primer Ministro sospechado de algunas irregularidades aquí y allí, y una larga nómina de escándalos que dan mucho que hablar. Por otra parte, tenemos incluso una decisión judicial con respecto a los “desmanes” de un ex ministro, que la pluralidad de la población no se aviene a aceptar. Además, está el problema de la guerra del Líbano, también investigada por una comisión que parece haber tomado el tema en serio. En definitiva, pareciera como si los temas de la lucha contra la corrupción y algunos fallos en la conducción de los asuntos de Estado fueran los principales problemas que afectan al país.

Por el otro lado, las cifras nos brindan un panorama diferente. El país sigue prosperando. La mayor sorpresa sería que recaudación de impuestos de enero ha superado todas las predicciones, precisamente en un mes en el que la Dirección Impositiva sufrió la sacudida de un menudo escándalo. Por algo será que los contribuyentes han seguido aportando. Los inversores extranjeros siguen poniendo plata en los mercados financieros de Israel, y la economía parece seguir prosperando. El índice del costo de la vida fue negativo el año pasado, y se anticipa un pequeño aumento de un 2% durante 2007. El mercado de divisas decepciona a exportadores e inversores, y quienes tienen shékels no se pueden quejar: por el momento sigue siendo una moneda estable.

Desde luego hay el problema de la pobreza que, a mi modesto modo de ver, es más bien un problema del abismo creado entre ricos y pobres. En la época pre-estatal todos eran medianamente pobres, de modo que el nivel de vida era más bien equitativo. Hoy, los nuevos millonarios que no conocimos antes, ya no saben qué hacer con el dinero, y por el otro lado parece que los pobres han empobrecido aún más. Confieso que es un problema nada banal, y se está tratando de paliarlo de algún modo con una serie de medidas, como la del impuesto a la renta negativo, que agregará un tanto al salario ínfimo familiar. No será gran cosa, pero por lo menos es un gesto que ha de ser apreciado.

Pero los problemas verdaderos del país no son carácter socioeconómico: vivimos en un país constantemente amenazado. Ahora posiblemente más que nunca. Estos días un comentarista local lo calificó este país como “el portaaviones terrestre”, la avanzada del Occidente en la lucha contra el fundamentalismo islámico. Dijo que si se quiere o no, Israel habrá de estar involucrado en una posible conflagración entre Washington y Teherán. Otro periodista dijo que lo más irónico es que ahora echemos de menos al Fátaj, cuando el Hamás no deja las riendas del poder ni a cañonazos. Eso quiere decir que las cosas han ido de mal en peor.

Lo siento amigos, pero puede ser que haya problemas de corrupción, de mala imagen de nuestros dirigentes, de ese enorme barranco que separa a ricos de los pobres, de problemas de integración en el nuevo ambiente para los que hace poco llegaron, de una infinidad de otros aspectos de la vida diaria que nos irritan, enojan, y hasta enfurecen. Pero el fundamental sigue siendo la seguridad del Estado. Incluso en el Occidente hay quienes llegan al extremo de decir, con una siniestra jocosidad, que Israel puede llegar a ser una historia corta, que ponen en tela de juicio si fue oportuna la creación del Estado. Eso es algo tremendo, inaceptable. Estimo que si bien habría que hacer limpieza en la casa, no nos engañemos: no se ha de olvidar que la amenaza cunde a nuestro entorno. El estercolero no está lejos.

Moshé Yanai
http://www.elreloj.com/

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