Sentir, luchar, vencer ... podemos

sábado, septiembre 30, 2006

¿censura en Internet?

Desde los preparativos de la LSSI, hace más de cinco años, hasta hoy, hemos sido testigos de todo tipo de iniciativas (a nivel nacional e internacional) que ponen en peligro nuestras libertades con la difusa excusa de una mayor seguridad. Si hace un año hablábamos de libertad y control cuando se aprobaron duras medidas de retención de datos a nivel europeo, hoy directamente debo advertir que nuestras libertades individuales están en peligro.

Hay muchas razones para esta afirmación, pero una de las principales estriba en la práctica ausencia de contestación a un gobierno que ha demostrado, en lo referente a Internet, ser un lobo con piel de cordero. Si hace un año era uno de los más activos impulsores de las medidas de retención de datos, hoy se apresta a legislar más al respecto en la telefonía móvil. Si hace cuatro años (desde la oposición) prometía la derogación de la recién aprobada LSSI, una ley intervencionista y lamentable, hoy anuncia que, lejos de derogarla, va a ampliarla con el objetivo de "impedir el acceso desde España a servicios o contenidos cuya interrupción o retirada haya decidido un órgano administrativo competente". Subrayo lo de "órgano competente" porque es lo que da la medida de la perversidad de la norma: en lugar de dejar en manos de los jueces la censura de contenidos ilegales, será un funcionario quien decida qué es legal y que no.

Al margen de la viabilidad técnica de la norma, lo cierto es que hay muchas razones para preocuparse. Aquí es donde vemos la verdadera cara de los representantes políticos. Prometían la derogación de la ley, y en lugar de eso la endurecen. ¿Y quien se queja? Desde luego no el principal partido de la oposición, que para empezar aprobó la dichosa ley. Al igual que cuando se trata de luchar contra las entidades de gestión, estamos solos y no podemos contar con ningún representante de nuestra soberanía para defendernos.

Pero la cosa no acaba ahí. En el ámbito judicial hace meses se condenó a un joven por las amenazas que un usuario anónimo había realizado desde su blog a profesores de su instituto. La ignorancia de los jueces en materia tecnológica, unida a la promulgación de leyes cada vez más restrictivas de nuestras libertades en aras a una seguridad que se traduce en un control cada vez más férreo de nuestros movimientos, no anticipa nada bueno para los internautas de a pie y para las impresionantes oportunidades que ofrece la Red. Los gobernantes de uno y otro signo están creando un mundo a medida de unos pocos (gobiernos, policías, lobbys, entidades de gestión...) que atenaza la libertad de expresión y acción. Empieza a ser hora de decir basta.

El problema es que decir "basta" es bastante más difícil de lo que parece, por muchas razones. Hace cinco años, cuando se preparaba la LSSI, un flamante movimiento internauta se puso en marcha para frenar al anterior gobierno. Lo consiguió en parte, pero fue tal el énfasis que algunos dieron a esa batalla que cuando terminó pareció que ya no había nada más por lo que luchar. Nunca más. Algunos advertimos que esa sería la primera de muchas batallas, con escaso éxito. Aquel movimiento marcó un antes y un después, pero el "después" ha sido bastante más mediocre que el "antes".

Hoy, la máxima respuesta que hemos visto en quienes hace cinco años declararon públicamente la "tercera guerra mundial" contra el gobierno popular, es un artículo que reconoce cierta gravedad pero ante todo "valora positivamente la actitud de los responsables del Ministerio de Industria al publicar dicho documento". Todo un detalle. Hace tiempo ya me preocupaba que el movimiento internauta anduviera desaparecido, pero si entonces me negué a atribuir motivos partidistas a su desaparición, hoy tengo que rectificar. Ningún movimiento que se precie puede quedarse inmóvil ante esta situación, salvo que consciente o inconscientemente piense que, como gobiernan "los suyos", aquí no pasa nada. Y eso, que puede valer en otros ámbitos (como estamos viendo hasta la saciedad últimamente), en éste se torna dramático. La guerra por nuestras libertades no sabe de colores. Y mucho me temo que a día de hoy nuestra libertad está en peligro. ¿Qué vamos a hacer para evitarlo?

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